De qué son las palabras de
ahora?
Si serán de arcilla, de qué
maltrecha sustancia es su cuerpo de ahora?
Qué les quita, qué les da
tu mano demiurga: humedad, pulso, dolor?
Qué ordenas en la hechura
de sus ojos torcidos por el olvido, en sus miembros desparramados?
Sé que algo, duro, mudo y
ciego, les has chupado y lo guardaste en
tu garganta para curarte, esas artes de alquimia que muestras con el fuego y el
aliento.
No puedes ver el universo
vacío, triste, ingenua Demiurga, qué dios te abandonó sin visitarte de forma
debida para que te inventaras los hijos como palabras para la tierra, como
páginas para los hombres?
Sobre esa vestidura
despojada de la palabra quieres soplarle la piedra de tu entraña y tenerla en
tus manos, palpable y agradecida, desde la tinta hasta la arcilla.
Con tu hijo en las manos,
lleno de palabras como un saco de piedras recién nacidas, sacado del fuego, con
tu hijo tejido que te late y te respira en la cara y sin culpa
Descubres tu ceguera y el
silencio más profundo de tu voz en los cantos nuevos de los hombres que te han
nacido.
Qué buscas cambiando la
tinta en sangre?
A qué abandónico dios
quieres retar con tu truco?
Nadie está celebrando una
boda aquí.
Es un nacimiento.
Así que con cuidado,
Deposita tu criatura en el
suelo,
Y da el trabajo por hecho.
2 comentarios:
¿Qué puedo agregar? Un poeta de gran intuición, que capta las sutilezas del lenguaje, que relata historias perdidas en el inconsciente colectivo. Muy agradecida por haber recibido este poema. De verdad. Un regalo invalorable. La generosidad es flor escasa en estos tiempos. Fuerte abrazo.
este poema debe mucho a paula einöder, quien tenga oídos oiga. ése sabrá que la firma del poema es plural, dual en este caso, y el agradecimiento es inmerecido.
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