martes, octubre 15, 2013

Silueta

hay siluetas
agujeros en la luz
lugares habitados por lo negro
huecos
allí la palabra encuentra el eco de la lengua
se construye el poema de la piedra más sólida
se remonta esta paloma que se llama verso
verso restante que falta en la luz
puedes decirlo si quieres
no calles
no apagues esta paloma encerrada en marfil
lo que queda de esta música invariable es un dulce estertor
una paloma más torpe que su canto
¡y qué pequeño es el canto de los pájaros!
son como gotas que rellenan los poros del silencio
siluetas de sonido
despertares de lo muerto



martes, octubre 08, 2013

El partir de la palabra

por qué, entonces, partir de la palabra
partir la palabra, verle la entraña
saber si es verde o está podrida o está en sazón
cosas, por Dios, que queremos saber.

por ese entonces, lejos, tan cerca de la tierra
inclinado a ella como un árbol al que le arrastran las ramas
partí de la palabra, conocí el negro silencio
y dejé que me sangre la boca
que me sangre a mí esta boca mía
y que se pudra, dejé que se me pudra la voz
como a un árbol al que se le mueren de pura podredumbre
negra y húmeda los gajos y los ojos
con gusanos y hongos de mal olor.

por allí, entonces, partí de la palabra,
por caminos huecos
para verme como un ángel,
en el reflejo de un río que me lleva
cantando bajo y despacio
con peces viejísimos
y aguas negras en el fondo
algas del otro lado del mundo
hasta romper con el mar

sábado, octubre 05, 2013

la luna se ha roto
un paso más atrás
la niebla es brillante
no me deja respirar
la iglesia está cava
lo que quieras encontrar
dejaste un perro alado
la putrefacta sensación
el perfecto silencio de lo oscuro
en el corazón
podrás morir
podrás nadar
pero no puedes dar
un paso más atrás
el cielo se ha multiplicado en los rincones
lo buscarás en el fondo de un mar

viernes, octubre 04, 2013

la piel para mis cantos
la tela más entrañada
las que respiran en mi centro y en mi límite 
humedad que sale de mí

sábado, septiembre 07, 2013

El Origen de los Vientos

el origen de los vientos es una espera lejana
es como la lluvia, el espejo de la vastedad
es como un árbol desnudo, el origen de los vientos
es la forma tibia de mi carne, la visita alada como llegan los cantos
una explicación tan inútil como sencilla de la intimidad más lejana
trampolín al cielo
no sabes de dónde viene
te trae las formas
te canta en las copas
en la vida oscilante
en la piel de las rocas
dibuja el contorno del silencio
el inaudible destino de los vientos

sábado, agosto 17, 2013

rojo

es un nombre el sabor de la sangre
es un vientre
una piedra de metal
es una buena palabra el color de la sangre
una escama que llora el coágulo del que nacen los hombres
el color de las copas usadas, su respiración cuando besa la brasa y la leña
es un nombre la forma de la madera cuando brilla sin fuego
como un corazón que se puede ver bajo la piel cortesana de la piedra
es un buen signo el olor de la sangre
es un disturbio
un peso humano en las rodillas
una astilla
es una voz la textura de la sangre
una piedra vomitada por el tiempo en la piel de la tierra
para que ruede hasta el río
y se haga canto

martes, agosto 13, 2013

semejante al canto

perderás los dientes
como perderás las palabras
aflojarás de su lugar cada letra
y dejarás que se pudra
abrirás tu boca
ese hueco enorme donde perdiste la lengua
donde esperaste que vinieran a libar
digo: abrirás la boca
ese vacío donde te perdiste
y perderás los dientes
semejante al llanto
sabrás que las lágrimas son mineral
que los huesos son las últimas que dejan de respirar
que esas piedras se pueden exhumar y limpiar con cuidado
como si se recordara algo -o en todo caso se intenta-
como si se escuchara un llamado que ha viajado en un secreto y duro molusco
así es el mar cuando entrega sus muertos
así es como el mar entrega sus huesos
como el mar entrega mis dientes
es la forma de las canciones y de todos los naufragios
ese hueco en el sonido que no descansa
ese hueco en mi boca
semejante al canto

el poema 0: las letras de mi nombre:

0

primero conocer todas las letras
después saber cuáles son mías
finalmente descubrir su orden

1

si junté las letras
fue para nombrarme

2

ahora
las letras que me nombran
me circulan


sábado, agosto 10, 2013

nacimiento de la madera

las palabras están en la memoria
la madera misma es fuego escondido
dónde están estos versos que vamos a cantar?
dónde están estos gestos que vamos a danzar?
de la memoria del cuerpo
nació el fuego sembrado
del golpe de la piedra
nació el gesto del agua
por qué descartar la idea de existencia sin ser?
así como el fuego deja su tibia huella
así como el agua borra su húmedo gesto
mi voz se disipa
mi rostro se borra

las vasijas

dónde viven las palabras que no estamos diciendo ahora?
dónde está el fuego antes de romper la leña?
sólo cuando sepas qué era antes:











miércoles, julio 31, 2013

la lengua y la tripa

Es como un cofre cerrado en mí
El conocimiento de la lengua, la garganta, los pulmones, el diafragma:
Las tripas de la palabra hasta los labios,
Entre todas las joyas, cerrado. 

Descarto los monstruos y las visiones del mundo de atrás, y no tanto:
En globos de aire y de letra,
En espíritus que flotan para estallar. 

Sin embargo, después de los hechos de pública notoriedad,
Aquí en la tierra es de piedra la pared que encierra la otra tripa,
El cable tenso de aquel espíritu con su testimonio de animal. De modo que
Es de la muy otra sustancia perdida que se respira y articula en la discreción del silencio más arriba de los hombros,
El Ángel Desierto, entre el canto y la eternidad, Separado,
Hecho del ancho del tiempo, absorto en la memoria.  

¿Qué soporte evitará esta muerte? Si del aire surge algo como el fuego en lo hondo del músculo seco y negro para darle palabras:
Semejante a la noche profunda del mar hacia algo encendido
Que brilla solo en el tiempo
Por poco.




El peje del fondo de la mar


Te diré que tengo una humedad que se llama palabra
Como si fuera un efecto de coprolalia en mi llanto:
Una humedad que me curaron en los ojos:
En uno con fuego,
En otro con hielo. 

Te diré que tengo una humedad como si la lluvia hubiera estado leyendo en mí,
Manoseando mi lengua,
Mi nacimiento bajo los párpados,
Mi tarde en que lo lejano de los sonidos del mundo
Me arrastró cautivo en la cadena del narguile a las negras naves más tristes del asedio. 

Te diré que es esta humedad del silencio una argolla cerrada,
Como el diario de un pirata que disolvieron las sales más oscuras y frías del mar,
La música de las más negras sirenas en las rocas de un naufragio,
Los mártires de la nada que buscaron sostenerse de un palo por su cuello. 

Te diré que esa humedad que sabe a esa sal negra,
A esas palmeras en el viento más estólido del invierno,
Es mi recuerdo más profundo, como el peje del fondo de la mar,
De los cantores,
El más silente,
Lo arcano de mi tiempo. Es un llanto olvidado, que una vez detuvo las manos que tejen con golpecitos de lluvia en los vidrios,
Y que jamás dejó de respirar en silencio,

La almohada de Jacob


Todas las piedras
Tienen la virtud de vivir su vida con esas cualidades que tienen los minerales
Muy superior a la que podría suponerse en un árbol, en un hongo, en un hombre.

Tienen esa rara virtud de ser fuego de planetas o elípticas playas de arena en torno a la luz,
Se extienden, no siempre tan calladas, en todos los colores
Como si fueran
Una carcajada de furia
O la contemplación de un matador.

Es tan buena la actitud de la piedra
Que algunos optan por imitarle
Haciéndose diente, cuerno, pesuña, hombre,
Semejantes a una espera hecha de valor.

No obstante,
Como debo reconocer,
Yo dejo caer, llegado el caso, y de forma silente pero segura, minerales blandos como un mar en la noche:
Es que no soy tan duro como para que un buen golpe no pueda hundirse en mí o algo peor.

Por eso admiro a las piedras que se dejan golpear
Y cada tanto escupen fuego intestino sobre los hombres
Quitándole a las ciudades todos sus niños, sus panes, sus reuniones de rutina para siempre.

Uno debe aceptar que
Llevar mucho tiempo una mochila de dolor alimenta perros de furia
Que, como toda mascota que teje leyendas en la familia, uno debe vigilar.

Es en esos momentos que me acerco a esas piedras, que sentadas a la vera de los hombres solitarios,
Esperan.

Algunas veces me besan el oído, otras los labios, otras el corazón
Y duermo con ellas y me alimento de su sueño de mineral impuro.

Y como si fueras tú la que me hiciera un gesto tranquilo
Me duermo
Y esos perros se van.




Las piedras de Baal-Tamar


Las innominadas piedras
Perdidas en el taller, habitadas de ángeles heridos,
Esta vez esperan un poema desde el elegir de su nombre, desde el abrirse paso, desde el profetizar de una mujer que se encuentra a la vera de los hombres solitarios.

Tenlas en tus manos,
Pregúntales por el camino de  pieles y de uñas que las trajeron rodando: con garras: con sangres: con callos, con dientes partidos, con sexo ritual y sacrificio.
Qué le dieron las manos que las odiaron y las amaron?
Qué es lo que necesitan sus corazones para no quedarse sordos: quitar vidas? encender fuegos? cuidar rebaños? sembrar? orbitar un fuego con leyendas y cantos nocturnos? llorar y luchar desde el principio de la vida hasta el principio de la muerte? saludar a los viajeros que han quemado un desierto? ofréceles dátiles, agua, sombra, querida Tamar.

Escucha: de sus pulsos expectantes conoces que les quieres dar abrigo.

Tu piel es el amo que buscan las piedras
Y les canta hundida en sus silencios (junto al también silencioso atuendo sagrado que responde dócilmente a la danza lenta de las lenguas de los señores del viento y del salario)
Les canta
A los viejos señores de los ríos
Al viento poblado de otros señores antiguos
A los juguetes de sus niños
A la piel de la mujer que despide satisfecho de amor al cazador, hombre poderoso, de fama en la guerra,
A los hongos, a las hierbas, a los ayunos, a los ensalmos, a las mascotas del chamán, a los vapores que ponen a los profetas, y a los jefes también, en trance para escuchar a los baalim, a los elohim, a los serafim:
Esa piedra sabe, toda piedra que nos rodea sabe, dónde se hundieron sus cuerpos,
El canto y la fama.

De veras:
También estas caracolas, cuernos del mar para que los aurigas canten lo cercano de lo inevitable,
Son una piedra intestina: todo su canto y todo su vientre posa en tus manos, sóplala, cántala, aliéntala, vivifícala de oído: es un corazón. Ya late.

‘Tu nuera está en cinta’, le dijeron a Judá
Y Judá se alegró  por la suerte que los elohim le brindaban, porque al fin se libraría de la Maldita Tamar;
‘Y estas cosas pertenecen al hombre que durmió con ella’, le retrucaron los señores en la boca del mensajero
Entonces el otro corazón de Judá habló: ‘Déjenla, porque ella es mejor que yo’.

Dos piedras tenía Tamar que eran piedras de Judá
Piedra de la piedra de Abraham.





From Paula

(para Paula Einöder)

De qué son las palabras de ahora?
Si serán de arcilla, de qué maltrecha sustancia es su cuerpo de ahora?
Qué  les quita, qué les da tu mano demiurga: humedad: pulso: dolor?
Qué ordenas en la hechura de sus ojos torcidos de olvido, en sus miembros desarmados?
Sé que algo: duro: mudo: ciego, les has chupado y lo guardaste en tu garganta para curarte: esas artes de alquimia que muestras con el fuego y con el aliento.

No puedes ver el universo vacío, triste: ingenua Demiurga, qué dios te abandonó sin visitarte de forma debida para que te inventaras los hijos como palabras para la tierra, como páginas para los hombres?
Sobre esa vestidura despojada de la palabra quieres soplarle la piedra de tu entraña y tenerla en tus manos, palpable y agradecida, desde la tinta hasta la arcilla.

Con tu hijo en la mano, lleno de palabras como un saco de piedras recién nacidas, sacado del fuego, con tu hijo que te late y te respira en la cara y sin culpa,
Descubres tu ceguera y el silencio más profundo de tu voz en los cantos nuevos de los hombres que te han nacido.

Qué  buscas cambiando la tinta en sangre?
A qué abandónico dios quieres retar con tu truco?
Nadie está celebrando una boda aquí.

Es un nacimiento.

Así  que con cuidado,
Deposita tu criatura en el suelo,
Y da el trabajo por hecho.