habré guardado más basura en la cara
y en los bolsos y bolsillos de la condena
habré comido mi pan y descansado las piernas
hasta la hora del trabajo
habré cumplido con los deberes
y habré soportado los pasillos públicos del transporte
como habían diagnosticado
las voces decepcionadas de los hombres
sin embargo
perderé en el camino a casa
aquello que me hacía sufrir
al levantarme esta mañana
el polvo, el agua
la cal, el serrín,
lo sin sentido