no los espectros, la chatarra de la noche
de mi carne líquida en plástico de hospital, ni
humedad congelada de mi humanidad para los niños.
No los trenes que espera el destino
ni las palmeras solitarias, ni los zumbidos domésticos
de la línea blanca, espera
un viento, un sol impío, bajar los brazos, hacer cantar a los pájaros
que ya dije