Para escribir un poema hay que saber qué es un poema. Eso decía Lorca. No soy su lector y, por tanto, desconozco los fundamentos para considerarlo un buen poeta; sin embargo, la frase es correcta: uno no puede emprender algo si no tiene una visión de los resultados. Esto no significa que se deba tener la visión ya acabada del poema: lo que se debe saber es de qué va esto de escribir poemas.
Hace algún tiempo parafraseé a FranK Zappa cuando dije que se escribe poniendo una letra después de otra y así hasta el final: están los lectores para explicar el texto. En otra parte también dije que escribir poemas es escribir hasta la mitad del renglón. Estos dos últimos criterios son ciertos y cumplen de manera aberrante y abusiva -pero certera- con la exigencia de Lorca. Además, el poeta debe explorar sus orígenes: la genética y la génesis de su vocación: empecé a escribir en el liceo porque me aburría en las clases: mientras otros dibujaban, yo escribía. Eso me permitía escapar de una extraña manera a otros mundos poblados de fantasía, enriquecidos aun más por mi afán de experimentar sensaciones. Al mismo tiempo, ejercitaba la memoria emotiva y comparaba: sacaba conclusiones. De estos viajes interiores quedaba el poema como un informe, un registro para consultar y con el que se podía dialogar tanto en el contenido como en la estética.
Otros elementos que coadyuvaron a la formación y a la vocación es tener amigos que hagan lo mismo que uno: con ellos podía realizar intercambios tanto en la vida civil como en la literaria: el tráfico de ideas y de recursos técnicos era un motor eficiente de los diálogos tanto dentro del discurso poético como en lo profano.
En esta reflexión arribamos a algunas conclusiones que nos pueden ayudar a escribir el poema:
1) Formarse un idea de qué es un poema
2) Escribir
3) Explorarnos a nosotros mismos
4) Escribir
5) Relacionarse con personas que tengan los mismos intereses
6) Escribir
7) Publicar
8) Escribir
Otros elementos que coadyuvaron a la formación y a la vocación es tener amigos que hagan lo mismo que uno: con ellos podía realizar intercambios tanto en la vida civil como en la literaria: el tráfico de ideas y de recursos técnicos era un motor eficiente de los diálogos tanto dentro del discurso poético como en lo profano.
En esta reflexión arribamos a algunas conclusiones que nos pueden ayudar a escribir el poema:
1) Formarse un idea de qué es un poema
2) Escribir
3) Explorarnos a nosotros mismos
4) Escribir
5) Relacionarse con personas que tengan los mismos intereses
6) Escribir
7) Publicar
8) Escribir
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