viernes, agosto 17, 2012

la lengua y la tripa


es como un cofre en mí el conocimiento de la lengua, a la garganta, los pulmones, el diafragma, las tripas de la palabra hasta los labios,
entre todas las joyas, cerrado.
descarto los monstruos y las visiones del mundo de atrás, y no tanto:
en globos de aire y de letra,
en espíritus convictos que flotan para estallar. como grito de ahogado.
sin embargo,
después de los hechos de pública notoriedad,
aquí en la tierra,
es de piedra la pared que encierra la otra tripa, el cable tenso de
aquel espíritu con su testimonio de animal.
de modo que es de la muy otra sustancia perdida que se respira y articula más arriba de los hombros,
el ángel, desierto, entre el canto y la eternidad,
separado,
hecho del ancho del tiempo que se hace silencio y se absorbe en la memoria
¿qué soporte evitará esta muerte?
si del aire surge el fuego en lo hondo del músculo seco y negro
para darle palabras:
semejante a la noche profunda del mar hacia algo encendido
que brilla solo en el tiempo
por poco

1 comentario:

Paula Einöder dijo...

Muy bueno, Edgar. Imágenes que transportan los sentidos. Buen remate al final. Beso.